La nación se construye con espíritus dispuestos a convertirse en fieles servidores de la Voluntad del Estado, una voluntad que transpira el agua que da la vida y nos hace retornar a los principios sui generis de sobrevivir. Encarnarnos  y someternos a esa voluntad, es fundamental para poder interpretar a su espíritu redentor, que busca engrandecerlos con la unión hacia el todo. Recibamos el espíritu de esa voluntad en nosotros y honremos al gran Estado que nos protege para la salvaguarda de su raza.

La Voluntad del Estado, exige deseo intenso de nuestro amor hacia él; amor y admiración incondicional ante sus acciones y sus preceptos, porque serán los dictados que tendremos que seguir para ser una sola pieza; una totalidad digna de una raza superior.

El Estado llama a sus detractores e incrédulos de su bondad: malhechores y asesinos del pueblo; porque el conjunto de individuos atomizados, no hacen la unión para ser una totalidad dentro de una nación. Un poder impersonal, es la base para que el mexicano pueda ajustarse a las fuerzas de la naturaleza y sobrevivir. Seremos grandes si nos apegamos fielmente a la voluntad de nuestro Estado NACIONALISTA. Gerardo Alfaro Calvo.